En Uruguay no son pocas las autoridades gubernamentales que se refieren a la construcción de una nueva planta de celulosa como un hecho, repitiendo que cumplirá con todas las exigencias ambientales. Ese apresuramiento olvida los mecanismos de habilitación ambiental del país, impone una temprana presión sobre los técnicos que deberán analizar el emprendimiento propuesto, y otra vez lanzan la pregunta de si lo político volverá a prevalecer sobre lo jurídico, o en este caso, sobre lo ecológico. Eduardo Gudynas, en Montevideo Portal 29/8/2016 Uruguay cuenta con una serie de mecanismos para sopesar los posibles efectos ambientales de un megaemprendimiento como una nueva planta de celulosa. Un componente central es la llamada Evaluación de Impacto Ambiental, por la cual se ponderan los posibles y más probables impactos del emprendimiento, y se listan las medidas para evitarlos o reducirlos. Los permisos ambientales necesitan de una evaluación de ese tipo, por la cual se demuestre que no habrá una violación de las exigencias ambientales nacionales. Es necesario aquí hacer dos advertencias. La primera, es que esas evaluaciones son presentadas por las propias empresas que están pidiendo la autorización ambiental; casi siempre son elaboradas por una consultora. Por lo tanto, como todos imaginarán, esas evaluaciones siempre demuestran que el emprendimiento productivo tiene pocos efectos, o que, si hubiera impactos, la empresa aplicará las adecuadas medidas para revertirlos o amortiguarlos. Es obvio que si una compañía se topa con unos consultores ambientales que le indican que su proyecto supera los umbrales tolerables de daño ambiental o que si las medidas que propone para mitigar esos impactos son muy caras, simplemente buscará otros asesores. Es cierto que esto no siempre sucede así, y que hay consultores ambientales que evitan caer en esa trampa. Pero también es cierto que este es un problema típico del instrumento de evaluación de impacto ambiental, y que en casos extremos se convierte en una mera formalidad administrativa. Por ello es de una enorme importancia la revisión que hace de esos estudios la autoridad ambiental de cada país (en nuestro caso, la Dirección Nacional de Medio Ambiente, DINAMA, dentro del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente). Allí se examina si la información presentada es correcta, si los posibles impactos enumerados son los adecuados o están minimizados, y en particular si cumplirían con las exigencias uruguayas (por ejemplo, con los estándares sobre la calidad del agua). También revisan si las medidas de protección ambiental son las necesarias y las más efectivas, o si por el contrario son insuficientes, inefectivas o incluso están ausentes. Sin duda todos esos aspectos revisten una enorme complejidad, pero para este primer ejercicio esta descripción parecería ser suficiente. En el caso uruguayo, hay además otros instrumentos asociados como la Autorización Ambiental Previa para las obras de construcción (como las que habría en el caso de la nueva planta de celulosa), y la llamada la Autorización Ambiental de Operación, para habilitar las obras que tenían aquellos permisos previos. A su vez, se imponen instancias de audiencia pública. Si todo funciona como debe ser, los técnicos de la DINAMA tienen bastante independencia técnica, y deberían elevar su informe atendiendo a la normativa nacional, los compromisos internacionales firmados por el país, y atendiendo a las mejores prácticas posibles para preservar el ambiente. Y, una vez más, si todo funciona bien, el director de DINAMA debe firmarla, y después lo debería hacer el ministro. Hay una particularidad en este mecanismo ideal y es que un ministro no está obligado por el informe técnico de los funcionarios, y de hecho puede otorgar un permiso ambiental a un emprendimiento que fuera rechazado dentro de DINAMA. Esto ha sucedido en el pasado, y usando el lenguaje actual en vez de que lo "político esté por encima de lo jurídico", sería que lo "económico está por arriba de lo ecológico". Hasta hace poco, se contaba además con otro instrumento asociado, la Evaluación Ambiental Estratégica, que supuestamente se debería aplicar para analizar los aspectos ambientales en grandes regiones (cubriendo más de un departamento). Este es un componente indispensable para analizar una planta de celulosa ya que además de sus efectos locales se le agregan impactos asociados como el trazado de rutas y vías férreas, la forestación, etc., todo lo cual involucra seguramente a más de un departamento. Pero el instrumento quedó mutilado y restringido a iniciativas municipales según la ley de presupuesto promovida por el actual gobierno. Explicado todo esto queda en claro que si el mecanismo uruguayo de evaluación ambiental funcionara como debe ser, no puede saberse si se podrá implantar o no una nueva planta de celulosa en la zona de la ruta 5 y el Río Negro. Las declaraciones de las autoridades nacionales dan por sentado que el nuevo emprendimiento estará en esa zona, y parecería que no hay sortear ninguna evaluación ambiental. Ni el presidente de la República, ni los ministros, ni el director de la OPP, pueden predecir si el proyecto de otra planta sorteará la evaluación ambiental. Ni siquiera pueden estar seguros que desde el punto de vista ecológico ubicarlo en los cruces de la ruta 5 y el Río Negro sea la mejor opción. Es más, deberían evitar ese tipo de declaraciones ya que podrían constituir influencias de altos cargos sobre la futura evaluación técnica que se deberá hacer dentro del Ministerio del Ambiente. Es que nadie ha presentado una propuesta en concreto; no se conoce qué tipo de instalación se construirá, cómo afectará el entorno, su impacto sobre el río, etc. Hay que esperar a que se hagan esos estudios, y a que la DINAMA y sus técnicos puedan hacer una evaluación independiente sin que nadie esté presionándolos, o que se les diga con tanta anticipación que es casi un hecho que la planta será construida. Sólo después de tener esas habilitaciones se podría hablar que la futura planta cumple los estándares ambientales. Y claro, siempre y cuando no se vuelva a caer en que lo político prima sobre lo jurídico, o en este caso, sobre lo ecológico.
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Siempre que se anuncia una planta de celulosa en el país, el dato más destacado que se presenta a la población es el aporte en el empleo, pero esas cifras son desmentidas más adelante, cuando ya no se puede cambiar de opinión porque la planta está instalada. Hoy no se trata de una simple especulación, tenemos la experiencia de Botnia/UPM para saber cómo es la realidad. Víctor L. Bacchetta, en semanario La Otra Voz, de Tacuarembó 24/8/16. La compra de las acciones de Botnia por UPM, en 2009, permitió conocer algunas cifras reales sobre la magnitud del empleo absorbido por estas empresas en el país. En el momento de su instalación en Uruguay, Botnia afirmaba que, una vez terminada la obra en el año 2007, trabajarían en la operativa diaria de la planta unas 300 personas, mientras que los empleos en el área forestal y otros sectores proveedores directos del proceso serían cercanos a 5.000. A ello sumaba el efecto de "empleo indirecto" sobre el consumo privado y la inversión que estimaba en 3.000 puestos más, creciendo a lo largo de los años. Así, Botnia prometía la creación de más de 8.000 nuevos empleos en el país. Casualmente, es la misma cifra que se maneja hoy como aporte de la nueva planta anunciada. Ya en 2008 las cifras oficiales de la empresa comenzaron a modificarse. Según los datos del sitio Web de Botnia, la planta, la empresa de mantenimiento, la industria química y la división forestal ocupaban 220, 100, 40 y 2.190 personas, respectivamente, totalizando 2.550 personas contratadas directamente. A su vez, contabilizaba 3.591 empleos indirectos, que iban desde la industria, el comercio y el transporte, hasta los servicios gubernamentales (sic). Por estas cifras, Botnia generaba 6.141 empleos, casi 2.000 menos de lo anunciado en 2007. En 2009, Botnia vuelve a cambiar las cifras. Presenta entonces unas cifras globales, que calculan en 4.023 los empleos directos - atribuidos a la planta, forestación y logística - y en 3.723 los indirectos, lo que daría un total de 7.746 puestos de trabajo. De esta manera, nos estaríamos acercando otra vez a los 8.000 empleos prometidos inicialmente, pero ocurre que estas cifras no eran confirmadas por los socios mayoritarios de la empresa. Al anunciarse la venta de las acciones, el nuevo propietario de la planta presentó cifras mucho menores que las divulgadas por Botnia. De acuerdo con UPM, los trabajadores en la planta eran unos 200, mientras que Forestal Oriental tenía 360 empleos directos y generaba unos 2.400 indirectos. Esas cifras fueron corroboradas por el socio de Botnia, Metsaliitto, que también vendió sus acciones y afirmó que la planta y Forestal Oriental tenían 550 empleados en el país. De esta manera nos enteramos que UPM, incluyendo la planta de celulosa y las actividades forestales empleaba en forma estable apenas a unos 550 trabajadores. En la actualidad, el personal local ocupado en UPM Fray Bentos es de alrededor de 170 trabajadores, prácticamente en su totalidad en tareas simples: seguridad, limpieza y similares (1). En las tasas anuales de desempleo registradas por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) se puede constatar que la planta de Botnia /UPM no modificó esta situación. A pesar de la planta de Botnia/UPM, cuya producción se inició en 2007, Río Negro se mantuvo entre los departamentos con mayor tasa de desempleo del país. Entre 2008 y 2010, estuvo en el primer lugar; en 2011 fue superado por Artigas, Durazno y Treinta y Tres; y en 2012 solo Durazno tenía mayor porcentaje de desocupación.
(1) Gustavo Melazzi y William Yohai, en semanario Voces N°530, 8 de agosto de 2016. Raúl Viñas, en El Telescopio 12/8/16. El pasado 13 de julio y tan previsible como un relámpago en un cielo sin nubes, la filial local de la empresa UPM emitió un comunicado a partir del cual han corrido ríos de tinta respecto a que esa empresa construiría una tercera planta de celulosa en nuestro país. En realidad el citado comunicado (1) comienza diciendo que “UPM iniciará conversaciones con el gobierno de Uruguay sobre el desarrollo de la infraestructura logística.” Agrega: “Si éstos desafíos pueden ser resueltos en los próximos años, Uruguay podría ser una alternativa competitiva para atender las oportunidades del mercado de la celulosa de UPM en la década del 2020” y termina explicando: “Evaluamos alternativas de crecimiento en diferentes partes del mundo. Esta posibilidad en Uruguay está en línea con nuestra estrategia de crecimiento”. La única mención directa a la posibilidad una nueva planta de celulosa está cuando dice: “Uruguay podría albergar una tercera planta de celulosa de tecnología de vanguardia y con probado desempeño ambiental, si se adecuara la infraestructura logística que permita el desarrollo de emprendimientos de gran escala orientados a la exportación.” Eso está en línea con las corteses explicaciones que en setiembre de 2014 le daba en Finlandia al entonces Presidente de la República, José Mujica el directivo de UPM el Sr Jaakko Sarantola que entrevistado por EFE expresaba: “la construcción de una nueva planta de celulosa no está en la agenda de UPM" (2) y también con las declaraciones de la filial local de UPM a la Senadora Aviaga hace menos de tres meses (3) Así, incluso en el reporte de UPM a sus accionistas de Junio de 2016 solo dice respecto a Uruguay que “UPM tiene aquí una planta de celulosa y plantaciones” (4) y en el informe semestral emitido en Julio agrega solamente, al final de los comentarios del CEO, que ”Nosotros también estamos considerando prospectos de desarrollo a largo plazo en Uruguay”. (5) A nivel local el comunicado de UPM siguió a una conferencia en inglés del Sr Jaakko Sarantola que es citado textualmente diciendo en la misma que: "Al momento no está tomada la decisión de inversión" informando también que es muy prematuro decir de cuánto sería la inversión, aunque deberá ser significativa. (6) Como pasamos de estos hechos a hablar de una inversión de 5000 millones de dólares, determinar el tamaño que tendría la planta e incluso a establecer un cronograma para esa inversión es algo que resulta difícil de comprender. Igualmente, sería muy bueno aprovechar estas extrañas circunstancias para desarrollar una discusión seria sobre el modelo extractivo que representan estas plantas y sus consecuencias económicas, sociales y ambientales para nuestro país. Lamentablemente por el lado del gobierno nacional ya se han echado las campanas al vuelo y algo similar sucede desde los gobiernos departamentales que incluso comenzaron a disputarse la localización de esa aún indefinida planta, aunque ahora aparecen con algunas iniciativas conjuntas en un esquema que refuerza la capacidad de la empresa de imponer condiciones. Eso hace difícil negociar alguna mejora sobre cómo se podría desarrollar el proceso, ya que queda claro para la empresa como la sola mención de la posibilidad de establecer una nueva planta les abre todas las puertas , lo que les favorece incluso para endurecer su posicionamiento. Si analizamos las consecuencias económicas de las dos plantas de celulosa ya instaladas, su posicionamiento en zona franca hace que aporten al Uruguay solamente las cargas sociales de sus trabajadores nacionales, no así de los extranjeros que trabajan en la planta; estando exoneradas de todos los tributos que pagan otras empresas, específicamente impuesto a la renta (IRAE) e impuesto al patrimonio. Por otra parte, tal cual lo documenta el sitio web Uruguay XXI (7) en su informe de noviembre de 2015, los proyectos de plantaciones de árboles, de los que estas empresas tiene mas de 300.000 hectáreas, pueden ser también exonerados del Impuesto a la Renta Empresarial, el Impuesto al Patrimonio, la Contribución Inmobiliaria Rural e incluso, especialmente en los casos de UPM y Montes del Plata, del tan discutido en su momento Impuesto de Primaria a los inmuebles rurales. (8) Alguien puede argumentar que fue necesario otorgar todas esas ventajas y renuncias fiscales, que suman cientos de millones de dólares anuales, para establecer y desarrollar el sector, pero difícilmente se pueda justificar la continuación de esas exoneraciones más allá de los casi 30 años en que estas medidas han estado en vigor (9) y que en el caso de la celulosa se acrecientan por el régimen de Zona Franca que se aplica a las plantas y algunas de sus principales proveedoras. Para entender mejor esto conviene pensar que sucedería si esas mismas ventajas le fueran otorgadas por ejemplo al sector ganadero, y los frigoríficos se establecieran como zonas francas. Fuera del enfoque impositivo, está el tema de las plantaciones de árboles que cubren hoy casi 1.000.000 de hectáreas de acuerdo con los datos disponibles hasta 2012 en la Dirección General Forestal del MGAP y que seguramente han aumentado en los últimos 4 años de los que no hay datos en la web de esa Dirección. No contando con información actualizada en la Dirección Forestal, el sitio Uruguay XXI (7) indica que a partir de las plantaciones ya establecidas el suministro de madera para pasta de celulosa hasta 2030 promedia 10 millones de metros cúbicos anuales de los que las plantas de UPM y Montes del Plata consumen 8. Así si se estableciera una tercera planta con mayor capacidad que las actuales se debería aumentar aún más el área plantada. Ese incremento solo puede ser realizado en directa competencia con otras actividades productivas que ocupan hoy esa superficie, ya que los promocionados desarrollos en silvopastoreo de los que se ha hablado desde hace mas de 10 años no se han concretado, existiendo algunos proyectos de evaluación de su sostenibilidad en el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias INIA (10). Uno de las limitantes encontradas a este esquema es la baja disponibilidad de alimento para el ganado en las plantaciones de árboles. Ese aumento del área plantada con árboles tiene también un efecto adverso sobre el empleo rural ya que el número de empleos permanentes por unidad de superficie es menor en las plantaciones de árboles, incluso que en la ganadería bovina. (11) Por otra parte y entrando brevemente en el tema ambiental, sin que lo especifique la empresa, se ha difundido que la posible nueva planta se ubicaría en la cuenca del Río Negro, muy probablemente sobre el propio río. El río Negro ya presenta hoy niveles muy superiores a los permitidos en fósforo (12) y es ese uno de los componentes más problemáticos de los efluentes de las plantas de celulosa como lo evidencian los informes disponibles en la web de Dirección Nacional de Medio Ambiente (DINAMA) (13) que está hoy en proceso de multar por esa razón a UPM. Aún sin una planta de celulosa el Río Negro presenta episodios de cianobacterias (14), especialmente en los embalses de las represas hidroeléctricas que retienen y hacen más lento el flujo del río cuyo caudal es en promedio siete veces menor al del río Uruguay por lo que los efectos de volúmenes similares de fluentes serían mucho más evidentes. Ya sabemos lo que cabe esperar de esta iniciativa si se llega a concretar, hemos vivido dos veces la misma historia. Como con otras drogas, de esta nueva dosis de celulosa podemos esperar seguramente un corto período de euforia, seguido del bajón que te lleva a buscar otra dosis y quizá finalmente el reconocimiento que no puedes seguir por esta vía si quieres vivir una vida sana y próspera. 1. http://www.upm.com/uy/acerca-de-upm/prensa/Pages/UPM-considera-alternativas-para-su-crecimiento-a-largo-plazo-en-Uruguay.aspx 2. http://www.elpais.com.uy/informacion/upm-dijo-estar-interes.html 3. http://elpaistv.com.uy/videos/a-diario/carol-aviaga-4933 4. http://assets.upm.com/Investors/2016/UPM_Interim_Report_Q1_2016_en.pdf 5. ” We are also considering prospects for long-term development in Uruguay” http://assets.upm.com/Investors/2016/UPM_Interim_Report_Q22016_en.pdf 6. http://www.uypress.net/uc_70305_1.html 7. http://www.uruguayxxi.gub.uy/informacion/knowledge-base/sector-forestal/ 8. http://radiorural.uy/agazzi-impuesto-de-primaria-no-ira-a-rentas-generales/ 9. http://www.impo.com.uy/bases/leyes/15939-1987 Aprobada el 28 de diciembre de 1987 10. http://www.inia.uy/Proyectos/Paginas/FPTA_311.aspx 11. http://wrm.org.uy/oldsite/boletin/68/Uruguay.html 12. http://www.mvotma.gub.uy/politica-de-agua-y-cometidos-del-mvotma/item/download/2616_afcdf3d3591064dea2bd26c14431476a.html 13. http://www.mvotma.gub.uy/comision-de-seguimiento-upm/item/10008069-acta-ano-2016.html 14. http://www.montevideo.com.uy/auc.aspx?234875,1,1149 ¿Cómo encontrarle lógica a la decisión de otra planta de celulosa?
¿Cómo se entiende? ¿Cómo explicarlo? ¿Qué título poner? Gustavo Melazzi y William Yohai, en Semanario Voces, 4/8/2016. Porque Uruguay tiene larga experiencia en cuanto a saber “de qué se trata” si de plantas de celulosa se habla. Sus aspectos económicos, ahora que el país tiene 9 años de experiencia con ellas, nunca fueron debatidos seriamente. Proponemos hacerlo ahora, cuando se plantea una tercera planta, pues parecería que aún hay tiempo para dar marcha atrás o renegociar su instalación. Es imprescindible analizar y evaluar la experiencia; sin velos ideológicos, apartando la hojarasca, sin intereses creados ni vender ilusiones. Planteando el futuro, entonces, sobre bases sólidas. 1) Aporte del capital extranjero. El gobierno del FA argumenta que el capital extranjero aporta los recursos que –dice- Uruguay no tiene[i]. Pero la experiencia enseña que Botnia invirtió US$ 1.200 millones (Brecha, 2/11/2007), y un rendimiento excepcional: 29% sobre capital. Cuatro años después (Brecha 5/8/2011), se confirmó que en tres años recuperó su inversión, pero continúa produciendo a puro beneficio. No era “aporte”; frente a la inversión, se llevaban más de US$ 5.000 millones. Nunca desmentidos ni discutidos. Hoy, el precio por ton. a la región es de US$ 550 – 570[ii]. Con base en informaciones de Suzano[iii], Stora Enso[iv] y estimaciones propias para UPM en 2015[v], concluimos que el beneficio de ésta fue de US$ 299.4 millones[vi], y suponemos un similar desempeño para MdP. Su ganancia por tonelada es de US$ 231. Tomemos en cuenta que Suzano (con tres fábricas en Brasil; que producen 2.850.000 ton.), promediando de 2010 a 2016 (-1er. trimestre-) informa un EBIT de 327 la ton. (ganancia antes de intereses e impuestos)[vii]. En 20 años (vida útil): UPM gana US$ 6.343 millones[viii].; MdP US$ 6.006 millones[ix], y ¿futura planta UPM? ganaría US$ 12.012 millones[x]. Conclusión: Las tres plantas invierten US$ 7.600 millones y ganan US$ 24.361; descontada la inversión, se llevan US$ 16.761. Por cada dólar invertido, se llevan 2.20. Ningún “aporte”; se llevan recursos del país. Destinemos nuestros recursos según nuestras decisiones. 2) Empleo. Cuatro aspectos: la construcción; el empleo directo para la operativa de la planta, los indirectos, y los inducidos. Primero. Botnia ocupó una cifra variable por dos años, con picos máximos de 3.000 trabajadores. En MdP trabajó más de tres años un promedio de 3.200 con picos de 6.000. Para la planta propuesta por UPM, se mencionan cuatro años, con picos de 6.000. Segundo; en el proceso industrial, 20 años, Botnia prometía generar 300 empleos; la experiencia es de unos 240, ocupando personal extranjero los especializados. El empleo directo en MdP es de 330, y se prevé que serían 400 en la posible 2ª de UPM. El personal local en UPM Fray Bentos es alrededor de 170, prácticamente en su totalidad en tareas simples: seguridad, limpieza y similares. Tercero: corresponde a las plantaciones, el corte y traslado a las fábricas. Es aquí donde las empresas y el gobierno atribuyen el mayor número. Pero, por dos razones, es muy difícil defender que sean empleos que “la planta genera de manera indirecta”. Por un lado, las plantaciones existentes tienen destinos alternativos; los troncos se pueden dirigir a puerto y exportarse, como se ha hecho durante años. En 2014 Uruguay exportó más de 20 millones de dólares en rollizos (US$ 26 – 28 el m3 en monte) a US$ 138 la tonelada, a lo que debemos sumar los chips (varias plantas), para llegar a un total de US$ 90 millones[xi]. Las fábricas no son la única alternativa para los troncos; incluso, su poder de negociación frente a medianos y pequeños productores puede llevar a pagarles menos[xii]. Por otro, si se expanden, la conclusión más prudente señala que no hay aumentos notorios en el empleo, visto el que generan las actividades agropecuarias que generan menos empleo: ganadería extensiva y cereales[xiii]. Veremos luego el empleo inducido. Conclusión: La inversión de las tres plantas, US$ 7.600 millones apenas genera 1.130 empleos directos. No es correcto atribuir a las fábricas los empleos en plantaciones ya existentes, y si se amplían, el aumento en el empleo no es relevante. 3) Impacto en la economía. Se insiste con los beneficios que las plantas nos dan; pero sólo generalidades, y se ignora nuestra propia experiencia. Vayamos a lo concreto. El impacto de la forestación se concreta en enormes propiedades en manos de (o controladas por) transnacionales; una concentración de la tierra como nunca hubo en la historia moderna del país. La contracara es la expulsión de pequeños y medianos productores, incluso aquellos “rodeados” por el monocultivo (problemas con el agua; aislamiento social y productivo al dificultarse las comunicaciones, por ejemplo). UPM tiene fuertes vínculos con Finlandia (país citado como “ejemplar”). Comparemos: de las tierras allí forestadas, 52% pertenecían a propietarios individuales; 35% al Estado, y sólo 8% a empresas privadas, y “el lema oficial es: bosques finlandeses, propiedad de finlandeses”[xiv]. Sus aportes por impuestos y otros ítems son irrisorios (UPM paga 11 millones de dólares[xv]), y asegurados por tratados de protección de inversiones. En Brasil y Finlandia pagan impuestos en torno al 30 y 25% respectivamente, y Stora Enso informa un largo listado de países donde paga impuestos; Uruguay no figura[xvi]. Recordemos que la propia Botnia estimó su “aporte al PIB” en apenas US$ 80 millones anuales. Y la idea de “aporte al PIB” es muy débil (Véase Apartado PIB PNB.) De los impactos a mediano y largo plazo no se habla. Pero implican el futuro del país. Uruguay sigue generando riqueza que no queda en el país; el PNB (Producto Nacional Bruto) es un buen indicador, interesadamente “olvidado”. Además, enormes problemas en la infraestructura, que todos pagamos (véase Apartado Infraestructura). Se dice que la forestación ocupa una superficie que, en el total del país, no genera problemas. Pero es un error, porque “el análisis se debe hacer a la escala de la cuenca hidrológica (…)”[xvii] , lo que merece estudios más a fondo. Preguntémonos: ¿qué ocurrirá con el agua superficial y la alimentación de los acuíferos?[xviii], ¿qué ocurrirá con los suelos? Agua y suelo; bases de nuestro país, ayer, hoy y siempre. Esta política consolida una economía primarizada (la celulosa es un commodity[xix]), de enclave; garantiza escasos empleos y bajos salarios, ya que no estimula el desarrollo de tecnologías avanzadas. Las que aplica, (tanto en plantaciones con variedades adecuadas a climas y suelos, cuanto en la fase industrial) se generan fuera del país y quedan bajo control exclusivo de las trasnacionales. Tampoco impulsa un efecto “locomotora” por inducir otras industrias (véase apartado La pista de Kemira). La reafirma capitalista y dependiente, frágil, y sujeta a los vaivenes internacionales. Conclusión: Excepto en su construcción, los impactos económicos son negativos, a corto, mediano y largo plazo. La inserción internacional es de las peores posibles, y el “crecimiento” de que se habla engaña, ya que la mayor parte del ingreso generado no queda en el país. Ni nos acercamos a los más elementales conceptos de Desarrollo, si nos preocupa el bienestar de la población, en armonía con la naturaleza. 4) Otros argumentos. Uno dice que si bien no es la inversión que prefiere, en tiempos de dificultades, no podemos rechazarla. Es una actitud generalizada, que intenta diluir responsabilidades, y trasunta dos aspectos importantes. Por un lado, las dificultades son evidentes, pero acompañar la propuesta implica que, para salir de ellas, se sale… otorgando más beneficios al capital extranjero, más economía primaria, más suelo para eucaliptos, etc. En verdad, así no se “sale”; a futuro sólo aseguramos salarios bajos; no avance tecnológico; etc. Por otro, demuestra la ausencia de propuestas alternativas, viables, pero que se orienten a favorecer a los sectores populares. La posición de los trabajadores organizados es favorable a UPM. El Presidente del PIT CNT lo manifiesta, y también el del gremio de Papeleros y Cartoneros. Su rápido apoyo sorprende, porque implícitamente nos dice que evalúan como positivo el impacto de las plantas. No se difundieron sus análisis (esperemos que lo hagan a la brevedad), sea por los impactos inmediatos y, especialmente, por el Uruguay que se está consolidando. En este sentido, es de esperar una visión no sólo centrada en empleos y salarios inmediatos, sino también a futuro. Conclusión: No se vislumbran análisis en beneficio de los sectores populares, ni tampoco visiones y/o propuestas alternativas hacia el futuro. 5) En definitiva: Bienvenida la inversión extranjera acorde con un Programa Nacional de Desarrollo, donde fijemos colectivamente sus objetivos, las condiciones y demás. Nosotros debemos decidir, y no someternos a designios extranjeros. Apoyamos la forestación; por ejemplo la que respete suelos y cuencas hidrológicas; desarrolle el silvopastoreo; que impulse también maderas nobles y el máximo valor agregado. Pero “esto” que está ocurriendo; que se ignore la propia experiencia de Uruguay, que no se analice ni debata, es triste y preocupa. Sorprende que el Presidente anterior; el Presidente actual; el Presidente del PIT-CNT; varios Intendentes Departamentales; el Srio. General de un gremio vinculado, todos corren a pedir por favor que venga otra transnacional. Y ofrecen, ofrecen, en competencia unos con otros para ver cuál le hace más regalos. Entonces: lo del inicio… Todo es conocido; por lo tanto: ¿Qué decir? ¿Cómo explicar? ¿Será un engaño mayúsculo? Estimado lector: con todos estos hechos ante sus ojos, coloque el título que crea conveniente. PIB y PNB PIB. Si exportamos US$ 675:, el 1.5% del PIB, el gobierno afirma: “las exportaciones de celulosa aumentaron un punto y medio el crecimiento del PIB, un gran logro”. Pero lo que nos interesa es: de la venta al exterior por 675, cuánto queda en el país. Quedan salarios, costo de los troncos; algunos insumos; arrendamientos, y muchos otros costos menores. ¿El resto? (la mayor parte; sin duda). Se la llevan; lógico, sus dueños son extranjeros. Es usual que la venta se deposite directamente en una cuenta en el exterior, sin pasar por Uruguay. PNB. Existe también el Producto Nacional Bruto y su objetivo, precisamente, es conocer cuánto queda en el país del producto y las transferencias de ingreso hacia y desde el exterior. Pero de esto, el gobierno no habla. Lo estimamos deduciendo del PIB el saldo de las entradas y salidas de ingresos (utilidades y otros). Al considerar sólo las utilidades llevadas al exterior desde 2008, resulta que frente al 1.5% del PIB que señala el gobierno, en promedio, la deducción significa 2.5 puntos de este último. Infraestructura Carreteras y caminos destrozados, cuyo mantenimiento y reconstrucción pagamos todos. Dado que UPM lo plantea como condicionante, podríamos decir que rompían y después pagábamos, ahora pagaremos antes. Y el gasto seguirá, sin contrapartida de las empresas. El gobierno “va a invertir en infraestructura”. La realidad es que ya lo viene haciendo. Si aportara US$ 1.000 millones: ¿por qué no poner nosotros condiciones? Un ejemplo ya propuesto: ¿si exigiéramos un 20% de las acciones? Se menciona la reconstrucción de una línea de ferrocarril. Es una vergüenza. ¿Desde cuándo se habla de su necesidad para el pueblo uruguayo? Pero se lo deja agonizar. Tenía que venir una transnacional para que, entonces sí, parezca que se hará. La política económica muestra aquí un tema de fondo. El gobierno dice que “el mercado” decide; el Estado no debe intervenir. Pero el Estado interviene, y mucho, en favor de las transnacionales. Desde hace tiempo invierte en caminos y carreteras y, también, remodeló el puerto de La Paloma y construyó caminos hasta Rocha. Datos preliminares indican que la inversión fue del orden de US$ 30 millones, para que las transnacionales ahorren en el flete (se generaron no más de once empleos). La pista Kemira Al instalarse Botnia lo hace Kemira, para proporcionar los químicos necesarios, siendo –según el gobierno- una de las empresas inducida por la inversión extranjera. Pero los químicos que Kemira produce también los vende (ahora) a MdP. Puede hacerlo, por supuesto, pero da para pensar y cuestionarse los entresijos que permiten las Zonas Francas. Y el gobierno de Finlandia es propietario del 16.5% de sus acciones.[xx] En breve: Kemira resulta ser una enorme transnacional de la química, sobre todo en pulpa y papel; petróleo, y otros (ni remotamente es “inducida”). Hasta 2007 mayoritariamente estatal. Vinculada a UPM y MdP desde la ZF Fray Bentos, y también al Grupo Andritz AG (que construye las plantas). Declaran una inversión de US$ 120 millones, con 60 empleados directos y unos cien indirectos. Andritz es otra empresa gigantesca, austríaca, dedicada a pulpa y papel, metalurgia, y otras áreas. Es el fabricante de los equipos para UPM y MdP, y les hace el principal mantenimiento. Si consideramos el conjunto de las cuatro grandes transnacionales, constatamos que operan coordinadamente y, al situarse en Zona Franca, operan al margen del sistema fiscal uruguayo. Un perfecto enclave. [i] Gran tema a debatir. Un ejemplo sencillo, para ilustrar: depositados por uruguayos en el exterior hay US$ 8.000 millones; aquí hay US$ 23 mil millones depositados por residentes (aunque un 87% a la vista; 80% en dólares). [ii] Market Pulp Monthly. Jan 2016. [iii] Exame.com y http://ri.suzano.com.br/fck_temp/22_49/file/1Q16%20Results.xlsx [iv] http://assets.storaenso.com/se/com/DownloadCenterDocuments/Financial_Report_2015.pdf [v] http://www.upm.com/Investors/Pages/default.aspx y http://hugin.info/165629/R/1990213/731138.pdf [vi] El estudio detallado de los números de las diversas fuentes consultadas (escasas, diferentes, veladas) es largo, engorroso, y no facilita la lectura. Quedamos a disposición de aquellos lectores interesados en los detalles. [vii] Nuestra estimación para UPM/2015 es, en realidad: EBI, porque consideramos los escasos impuestos pagados.; recordemos que en Brasil pagan alrededor del 30%. En relación al costo por intereses, hoy es descartable, ya que apenas supera el 0%. [viii] 2008, 9 y 10 gana US$ 1.238 (Brecha ob. cit) mas 17 años a US$ 231 la ton. = 5.105 millones [ix] 20 años; 1.3 millones de ton por año, a US$ 231 la ton , gana 6.006 millones. [x] 20 años,; 2.6 millones de ton. a US$ 231 la ton., ganan 12.012 millones. [xi] http://www.uruguayforestal.com/informes/UruguayForestal-2015.pdf. [xii] Hoy, a los transportistas de troncos, el flete se les llega a pagar “dos veces el gasoil” (un litro cada tres kilómetros), absolutamente insuficiente. [xiii] En forestación, el Censo Agropecuario de 2011 indica 1.7 trabajadores permanentes cada mil hás.; la FCS, en 2012 anota 10, y para 2013 el FIDA 13. Véase: http://cienciassociales.edu.uy/departamentodesociologia/wp-content/uploads/sites/3/2015/05/Libro-Forestales.pdf y http://fidamercosur.org/claeh/images/BIBLIOTECA/2015/Eventos/Sistematizacin%20Trabajadores%20Rurales%20Asalariados%20Uruguay%20Final.pdf [xiv] V. Bacchetta: El fraude de la celulosa. Doble clic editoras. 2008. Mvd. Pág. 86. [xv] http://www.upm.com/Investors/Pages/default.aspx [xvi] Stora Enso Financial Report 2015. http://assets.storaenso.com/se/com/DownloadCenterDocuments/Financial_Report_2015.pdf [xvii] A. Altesor; en V. Bacchetta, ob. cit. Pág. 200. [xviii] “En Finlandia está prohibido el uso de productos químicos en las cuencas de acuíferos subterráneos y se establecen fajas de protección en las márgenes de lagos, vertientes y cursos de agua”. V. Bacchetta, ob. cit. Pág. 87. [xix] Véase J. M. Quijano: “El vuelo de la celulosa”, en Brecha, 29/nov/2013 [xx] https://en.wikipedia.org/wiki/Kemira Entrevista a Eduardo Gudynas, Programa Rompkbzas. El analista e investigador en temas ambientales Eduardo Gudynas, consideró en Rompkbzas que no es correcto decir que una planta de celulosa no contamina. Señaló que “lo que sucede es que contamina pero por debajo de los estándares que el país marca o que la sociedad acepta, porque hay una idea de que la contaminación es aceptable de acuerdo al país y la necesidad económica”. Gudynas explicó que la producción de papel está creciendo a nivel global. “En Norteamérica, se consumen 230 kilos de papel per cápita de manera anual. En Europa, el consumo asciende a 180 kilos. El tercer continente con más consumo es América Latina con 43 kilos y luego le sigue Asia. Sin embargo, el comercio global de pulpa de papel es casi todo orientado a China”, indicó el experto. Asimismo, el porcentaje de papel reciclado va lentamente en aumento. “Un 53% del papel se recicla en el mercado global. Y ese número quiere aumentarse, pero son decisiones de demanda del mercado internacional, de disponibilidad de inversiones. Y eso tiene impacto en Uruguay, porque está vinculado al sector forestal y en nuestro país hay más de un millón de hectáreas forestadas”. El analista en temas de ambiente y desarrollo aseguró que en el país hay suelos de prioridad forestal. “Fueron determinados así por la baja fertilidad para actividades agríolas. Pero estos suelos, serranías y bañados, son los que tienen mayor riqueza ecológica”, explicó. “Uruguay solo tiene el 1% de áreas protegidas; el más bajo de Latinoamérica y de los más bajos del mundo”, agregó. En cuanto al desempeño de las plantas de celulosa ya existentes, Gudynas dijo que “ambas tienen un buen mecanismo de información pública. Hay comisiones para eso. Tanto la Dinama como las propias empresas reportan regularmente sobre qué han hecho”. Ante esto, señaló que “no está claro cuál es la información oculta que reclaman desde Argentina”. El experto indicó que no existe diferencia si la planta se ubica en Cerro Largo, Tacuarembó o Durazno. “Uruguay tenía un mecanismo para evaluar los efectos ambientales regionales. El impacto es regional. Ese mecanismo fue derogado en la última rendición de cuentas. Antes estas se hacían anualmente, ahora pasaron a ser cada tres años”. Por otra parte, Gudynas advirtió sobre los “subsidios perversos” que ofrecen los gobiernos para atraer las inversiones, como las “obras de infraestructura que se prometen a la nueva planta o las exoneraciones de contribución inmobiliaria que tiene UPM en Río Negro dada por la intendencia”. Países extractivistas “Venezuela, Ecuador y Bolivia tienen más del 80% de exportaciones en recursos naturales. Pero son el mismo producto. Son los tres países más extractivistas del continente”, apuntó el experto. Gudynas habló sobre lo que se denomina “enfermedad holandesa”. “En Lationamérica es 'enfermedad chola' (nombre puesto en Perú). Importo productos chinos, deprimiendo la industria nacional, más debilito la economía para las crisis, y por eso quiero vender proyectos de recursos naturales”, explicó. Cuando se habla de ejemplos en mantenimiento del medio ambiente y economía, se ponen como ejemplos Noruega y Finlandia. “Finlandia está en el lugar 7 del indicador global de complejidad económica. Japón es el primero. Uruguay está en el 53, porque nos basamos en exportación de productos ganaderos y soja. El patrón de exportación de Finlandia es más dividido. El mayor porcentaje de exportaciones de Finlandia es la maquinaria, con el 13%, volviendo más diversa su economía”. “En las comparaciones con Finlandia hay que tener cuidado, porque la institucionalidad ambiental es distinta, la base de protección de naturaleza es muy distinta a la de nuestro país. La mirada ecológica tiene un gran componente económico”, indicó. “Lo más paradojal de la situación de Uruguay es que, en vez de estar diversificando nuestra economía, nos estamos simplificando: nuestra economía se está poniendo al lugar de Perú o Bolivia. En estos dos países hay situaciones similares a las de nuestro país”, cerró el investigador. [Audio y video completos en http://www.espectador.com/medioambiente/338609/subsidios-perversos-promesas-y-exoneraciones#1] Eduardo Gudynas (*), en Montevideo Portal 18/7/2016. El anuncio de construir una nueva planta de celulosa en Uruguay despierta muchas reacciones desde el ambientalismo, aunque muchas de sus advertencias en el pasado han sido desestimadas invocando que se especializan en hablar de fauna y flora, pero poco saben de economía y política. Pero, en realidad, hay una economía ecológica y una ecología política que desmonta esa crítica, y que puede aplicarse a este nuevo proyecto celulósico. Cuando se hace ese ejercicio, se vuelven evidentes muchos problemas que permanecían en las sombras. No es raro asumir que la mirada ambiental está restringida a la contaminación, la fauna y la flora, como si nada se entendiera de la economía o la política de una mega inversión. Los ambientalistas son los que se dedicarían a proteger venaditos -se burlaba el presidente Mujica años atrás. La situación real es muy otra, porque existen potentes marcos de análisis económicos y políticos propios del ambientalismo, y que son muy apropiados para este tipo de megaemprendimientos. Siguiendo ese camino, se podrían explorar algunas de las preguntas que plantearían un economista ecológico y un ecólogo político ante la idea de una tercera planta de celulosa. El economista ecológico seguramente comenzaría por alertar que esa obra aumentaría todavía más el perfil exportador del país como proveedor de materias primas, alejándolo de la idea de una diversificación de la matriz productiva. O sea, ir en el sentido inverso a las ideas convencionales en desarrollo. Entre nuestros vecinos hay tres países que se han convertido en hiper-extractivistas, donde más del 80% de sus exportaciones están concentradas en materias primas, o sea, recursos naturales. Por lo tanto, la presión sobre la Naturaleza es enorme: son los casos de Venezuela, Bolivia y Ecuador. Le siguen otras naciones como Chile y Perú, también dependientes en ofrecer materias primas, y con un escuálido entramado industrial. Existe una enorme biblioteca que alerta sobre los aspectos negativos de esas estrategias, no sólo desde el campo ambiental sino también desde la economía del desarrollo. Son opciones que generan poco empleo; consumen usualmente mucha energía y agua (que los países subsidian en muchos casos, por lo cual los rendimientos económicos netos para la nación son escasos); son enclaves con pocos encadenamientos productivos locales o regionales; tributan en sus naciones de origen, etc. El economista ecológico, además, alertará sobre otras consecuencias inmediatas. Una de ellas es que el país se vuelve más dependiente de los mercados globales, ya que son ellos los que determinan los precios y demanda de esos productos. Obsérvese que es precisamente un ambientalista el que le está advirtiendo que se pierde en soberanía nacional. Otra alerta señala las distorsiones en las economías nacionales. En la fase inicial de la inversión, con la llegada de muchos dólares y muchos trabajadores extranjeros, o cuando los precios de esa materia prima son altos, hay ingresos financieros jugosos, la moneda nacional se valoriza y las importaciones se abaratan. Eso explica situaciones de alto consumismo, lo que a su vez impacta sobre la industria nacional (siempre es más barato comprar "chino" que uruguayo), y con ello se pierden fuentes de empleo. Este problema, que se asemeja al conocido como "enfermedad holandesa", ya fue padecido por el país, pero parece que los economistas tradicionales no han recibido ninguna lección. Esto genera un tercer problema: cuanto más extractivista es el país y más profundiza su papel de exportador de commodities, se le hace progresivamente más dificultoso salir de ese camino. No es sencillo, por ejemplo, promover nuevas industrias, ya que el encarecimiento de la moneda y de insumos locales hace que sea preferible importarlas. Esos son gobiernos que, cuando caen en dificultades financieras, como no tienen otros sectores productivos que sirvan de sostén, salen desesperadamente a hacer lo que ven como más sencillo y accesible, o sea, ofrecer a los mercados globales algún nuevo emprendimiento en recursos naturales. Esta es la estrategia que han seguido recientemente Perú y Bolivia, bajo dos marcos ideológicos, pero un mismo camino extractivista. Toda esa obsesión con la exportación de recursos naturales sin procesar, o con un procesamiento mínimo, genera una presión brutal sobre la Naturaleza. Tanto por la vía de la apropiación de los recursos naturales, como por los insumos necesarios para hacerlo. En este caso hay un insumo crítico: agua. Es inevitable preguntarse desde la economía ecológica si, por ejemplo, el agua que se le brindará a esa planta será gratis. Desde la ecología política las preguntas iniciales se enfocan en la institucionalidad ambiental y la normativa. ¿Estamos hoy en día en mejores o peores condiciones para manejar ambientalmente una nueva planta de celulosa? Aquí aparecen muchas otras dudas. Por un lado, el área ambiental dentro del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA) ha recibido más fondos en los sucesivos presupuestos. Podría pensarse entonces que, en término de equipos, dotación de personal y salarios, estamos mejor. Pero, por otro lado, políticamente estamos peor. La administración Mujica una y otra vez atacó a su propio Ministerio del ambiente, y en la administración actual se le ha colocado a un costado una secretaría presidencial sobre temas ambientales. En vez de unificar y fortalecer la gestión ambiental, se la diversifica. El ecólogo político se preguntará, con toda razón, quién comandará la revisión ambiental de este emprendimiento: el director nacional de medio ambiente, que a su vez es funcionario político dentro de un ministerio, o un secretario designado directamente por el propio Vázquez y que trabaja en el edificio presidencial. Seguidamente hay cuestiones sobre la información. El discurso oficial dice que se sabe que la otra planta no contamina, lo que resulta al menos extraño, porque buena parte de esos informes siguen siendo secretos dadas las diferencias que se mantienen con Argentina. Como pueden ver, en este breve repaso no abordé ni una sola vez los asuntos de contaminación o las amenazas a nuestra fauna y flora. No es que no sea importante, ya que su relevancia es crítica. Pero mi objetivo es aquí mostrar que esa preocupación ambiental también ha nutrido profundas revisiones en distintas ramas de las ciencias económicas y de las ciencias políticas, que desembocan en análisis mucho más amplios de proyectos como una planta de celulosa. Pero nada de eso asoma en la presentación oficial de esa propuesta. En realidad, lo que prevalece es un viejo razonamiento economicista simplista, como si solo contara el indicador macroeconómico de la inversión. (*) Analista en temas de ambiente y desarrollo, y defensor de la Naturaleza. Integrante del Centro Latino Americano de Ecología Social (CLAES); investigador asociado en el Dpto Antropología, Universidad California, Davis; Duggan fellow del Natural Resources Defense Council de EE UU. Docente invitado en universidades de Uruguay y otros países de América Latina, EE UU y Europa. Acompaña organizaciones ciudadanas, desde grupos ambientalistas a federaciones indígenas, en distintos países del continente. Seguimiento: twitter @EGudynas Contacto: egudynas en montevideo.com.uy Publicaciones: http://ambiental.academia.edu/EduardoGudynas Dr. Horacio Zefferino de la Fuente, en Diario Acción, Mercedes, 12/7/16. Dentro de unos días se reunirán las comisiones de Ediles de todo el país que están involucradas en el tema del cuidado del Medio Ambiente, y eso es muy positivo. Hace unos meses atrás, la Iglesia Metodista, junto a la Iglesia Católica llevaron a cabo una reunión con el fin de analizar el estado del Río Negro. Los académicos que envió la Universidad de la República fueron categóricos, los ríos del Uruguay, y especialmente nuestro Río Negro, están seriamente afectados, peligra seriamente la existencia de su fauna y también la de los seres vivos que se nutren del mismo. Hemos leído que el actual Diputado Enzo Malán está preocupado sobre el tema tratando de ampliar las Áreas Protegidas del Uruguay con el fin de que no se agraven los problemas, vemos muy positiva esta preocupación por parte del representante departamental. Es sabido que la concentración de ciertos elementos químicos, principalmente el fósforo que proviene de variadas fuentes, van a parar al río, y este elemento se convierte en la fuente para el anormal desarrollo de algas tóxicas, -(que dan el color verde al agua del río)- que en definitiva son las causantes de la muerte de animales, (casos de lanares en Durazno), y la afectación de la fauna del río. También otros tóxicos van a parar al río, en especial parte de los millones de litros de glifosato que se utilizan en la agricultura, herbicida que se está prohibiendo en muchas partes del mundo. Para luchar por el medio ambiente y en especial por la salud de nuestro Río Negro -objetivo que debe plantearse la población con el fin de dejarles a nuestras futuras generaciones en óptimas condiciones-, hay que tomar todas las medidas posibles con el fin de mitigar la contaminación. En círculos políticos, y con poca información al respecto, se viene barajando la idea de instalar una tercera planta de celulosa en el Uruguay. Ya lo había mencionado con alegría el ex presidente Mujica hace un tiempo atrás, ahora el tema está de nuevo en el candelero. El lugar en el cual se está pensando es en Paso de los Toros, es decir sobre aguas del Río Negro precisamente. Con esta planta las empresas que tienen áreas forestadas en el noreste del país y también posiblemente en el sur de Rio Grande, se verían muy beneficiadas en el transporte de la materia prima y de su procesamiento. Las plantas de celulosa que conocemos necesitan enormes cantidades de agua dulce para el procesamiento de la madera, y necesitan también un caudaloso flujo de agua donde verter sus efluentes que llevan en grandes cantidades los elementos contaminantes que anteriormente mencionamos. Por eso las plantas eligen lugares específicos para instalarse, sobre ríos caudalosos , (como el Río Uruguay), o sobre el mar como en Europa. No es caprichoso que UPM haya construido su planta aguas arriba de Fray Bentos, en el punto que está la misma, el río diluye mejor los deshechos que en otros sitios del mismo río. El Río Negro no tiene el mismo flujo de agua que el Río Uruguay, todos lo sabemos, cuando el Uruguay está con alto nivel, nuestro río se convierte casi en un estanque. Este hecho entonces me produce personalmente una gran preocupación y espero que sea estudiada por todas aquellas personas que quieren mejorar el Medio Ambiente, en especial en el encuentro de las comisiones de Ediles que se llevará a cabo en la próxima semana. Otra consideración que debemos poner sobre la mesa es el referente a si las plantas de celulosa contaminan o no contaminan, a fuerza de repetir una y otra vez que las plantas de celulosa no contaminan nos terminamos creyendo que el agua que entra a la planta sale luego en buen estado, o de mejor calidad, -como ridículamente aseveró un ex Ministro de Estado-. Las plantas contaminan, pero si esa contaminación no sobrepasa ciertos límites. - que algunos estados pusieron como umbrales máximos- se dice que no son contaminantes,… pero que contaminan….contaminan. Ya lo hemos dicho en varias oportunidades, las aguas más contaminadas del mundo son las del estrecho de Botnia, allá entre Finlandia y Suecia, estados que para mitigar el problema están sacando las fábricas, -entre ellas de celulosa- que vertían sus deshechos a los afluentes del golfo. Imaginémonos entonces lo que puede pasar en nuestro país, en nuestro Río Negro, en nuestras ciudades, en nuestros balnearios, si se instala definitivamente esa industria. Por eso les sugiero a los ediles que se reunirán en Mercedes, que pongan en consideración el tema de la tercera Planta de Celulosa sobre la mesa, que piensen más en el futuro de nuestras generaciones que en el número de trabajadores que puedan ser necesarios por unos años en la construcción de la planta. -para bajar momentáneamente los índices de desocupación-, debemos mirar más lejos, ….por lo menos así pienso yo. Demás decir está que las plantas de celulosa significan a mi entender una entrega de la soberanía nacional, ya que otorga la posibilidad de concentrar miles de hectáreas a manos extranjeras, multinacionales que no pagan impuestos por estar exoneradas y estar establecidas en zonas francas, llevándose todas las ganancias y sobre todo llevándose nuestra reservas naturales, como lo es la fertilidad de nuestros suelos, -materia orgánica que se acumuló durante miles de siglos y convertidas en troncos -, como lo asegura la Facultad de Ciencias de nuestro país. Debemos poner sobre la mesa si preferimos dejarles a nuestras futuras generaciones campos desertificados y plantas abandonadas, o colonias de productores cuidando la tierra y produciendo alimentos? Esa es la cuestión. |
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Enero 2017
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